Cuando una cantidad determinada de luz solar –lo que llamamos un “cuanto” o un “fotón”-, es absorbida por una molécula de clorofila, un electrón de dicha clorofila es “excitado”, es decir, eleva momentáneamente su nivel energético. Inmediatamente, el electrón cede esta energía absorbida a una molécula receptora, y en una fracción de segundo el electrón “cae” a su estado energético primitivo, quedando disponible para ser excitado nuevamente. Parte de la energía solar absorbida es transformada en energía química mediante un complejo proceso conocido como fotosíntesis. Sólo la energía lumínica absorbida puede ser transformada en energía química.